CLAUDIA FRAU

Este mono tiene unas características muy curiosas: son monógamos, prácticamente frugívoros. Además son tímidos, amistosos y silenciosos, sólo cuando perciben un peligro emiten fuertes sonidos para alertar al resto del grupo. Pero lo que más me llamó la atención, es que cuando nacen las crías el que las cuida es el macho, mientras que la hembra busca comida y protege su refugio. Dicen que venimos del mono y que compartimos con él un 99% de carga genética por lo que no es algo tan descabellado que también nos podamos jar en su comportamiento para entender el nuestro, normalicemos que como ellos se pueden cambiar los roles de género establecidos socialmente y que cada familia elija la mejor manera para organizarse. Mi hermano estuvo durante años cuidando de sus hijos en casa mientras su mujer era la que tenía un negocio y salía a trabajar, esto a ellos les funcionó. Se trata de que cada uno encuentre su manera de vivir, que existan estos ejemplos en la naturaleza me hicieron pensar en lo que solemos llamar “natural” y en lo que la iglesia tanto se ha basado. En definitiva, es nuestra responsabilidad también cuidar que estas especies no desaparezcan porque además de todas las razones ecológicas tienen un valor casi antropológico ya que nos sirven también para vernos reflejados.